PÉRDIDA
Un hombre perdió a su mujer.
La perdió en el subterráneo. Cuando el tren
llegó a Callao, ella se quedó en el vagón. El le hizo señas para que bajara,
pero ella esperó a que se cerraran las puertas y lo saludó con la mano. El
hombre golpeó varias veces el vidrio con una varita que parecía una batuta. Los
golpes eran cortos, rápidos, inaudibles. Estuvo golpeando hasta que el tren se
fue de la estación.
Ella se bajó en la parada siguiente y salió. La
calle era igual a algunas calles de Barcelona.
El la buscó durante mucho tiempo por las
estaciones, hasta que se olvidó de lo que buscaba.
Ella, ni bien se cerró la puerta, había dejado
de pensar en la batuta.
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